2/05/2008

LAS BRUJAS DE SALEM, ARTHUR MILLER




MARÍA RENÉE BATLLE



ARGUMENTO:
La obra se basa en los juicios de las brujas, en un poblado de Massachussets, llamado Salem, en 1692. Ahí vivía una pequeña comunidad dedicada al servicio de Dios. Un grupo de jovencitas sofocadas por la atmósfera religiosa y el puritanismo imperante, acuden al bosque y bailan desnudas. Abigail Williams, una de las jovencitas que llega a ser una de las principales protagonistas de la obra, bebe una pócima encantada.

Abigail se había infatuado con John Proctor, y siendo sirvienta en la casa de este y su esposa Elizabeth, cometen adulterio. Esto la lleva a desear matar a Elizabeth para quedarse con John.

Después de la danza en el bosque, varias de la jovencitas quedaron en estado catatónico. Por el pensamiento religioso de la época, se decía que era el diablo quien se había apoderado de sus almas. Sacerdotes y jueces se unen para enjuiciar a las causantes de tales males.

La primera en confesar es Abigail. Da una lista con una serie de nombres de mujeres justas y honradas, quien según ella, tenían pacto con el demonio. Una a una las víctimas son arrancadas a la fuerza de sus hogares y conducidas a la cárcel, con el propósito de ser ejecutadas con la horca.

COMENTARIOS PERSONALES:

Obra escrita en cuatro actos y llevada también a la pantalla del cine. Es de gran intensidad dramática, misma que sobresale en el final de la obra en gran “crescendo”. El tema es el juicio, impuesto por una rígida religiosidad. Inspirada en una historia real, Miller supo muy bien transmitir la tragedia acontecida en ese pequeño poblado de Salem.

Sus diálogos están llenos de pasajes interesantes donde denota el criticismo, la rigidez y el pensamiento de la época. El discurso es pragmático: los personajes tratan de cambiar una actitud, un juicio, aunque nunca lo logran. Pero existe el intento y lo hacen.

Los personajes son simples, pero dentro de su simpleza adquieren grandes dimensiones. Es sin duda, una crítica muy abierta a la religiosidad y al mal entendido que los curas y los adeptos le daban a la espiritualidad. Se vivía con miedo, con un orden impuesto con exigencias del exterior. No era permitida la crítica, el pensamiento libre, el raciocinio. Era una época de oscurantismo en todo sentido: en las lecturas, en las acciones, en el pensamiento, en la forma de vida, etc. No existía la libertad de expresión y de vida. La moral era vista desde una sola vía y era incuestionable, por tanto, aquel que se saliera de la norma, era castigado severamente hasta con la muerte. Había mucha superstición y fanatismo.

Los personajes del cura y del juez se dan a odiar. Danforth, el juez, es el máximo exponente (en la obra) de lo que significa velar porque se cumpla una norma versus velar por los intereses humanos. Era frío, déspota, autoritario. Lo único que le importaba era su juicio y el cumplimiento de las leyes. Parris y Hale, que también tienen que ver en los juicios, se ven pálidos conductualmente, después del personaje de Danforth.

La obra está escrita de un modo no convencional. La forma de fondo es igual a la de toda obra de teatro, pero adicionalmente, el autor describe más allá de lo usual (o leído hasta el momento) el temperamento de algún personaje importante, dando sus propios puntos de vista como si fuera una novela descriptiva.

El personaje de Proctor se vuelve heróico. Siendo al principio un personaje normal, burdo, con muchas acciones “pecaminosas” al final muestra su grandeza de carácter. Un hombre noble que con tal de salvar su vida y la de su mujer, está listo a asumir las consecuencias de sus actos más allá de lo esperado. No acepta las mentiras, pero siendo un hombre que se considera a sí mismo “humano” en el sentido de “no perfecto”, es incapaz de traicionar a sus amigos y menos lo más grande que posee: su mismiedad.

El personaje de Abigail es intenso. Una jovencita que fue educada bajo la tutela de su tío pastor. En una “buena casa” con “buenos principios” y luego por una venganza es capaz de dominar al pueblo entero, haciendo que su mentira se convierta en una verdad incuestionable. Ella está enamorada de Proctor, tiene un “affaire” pasajero con él, (del cual Proctor se arrepiente) y ella, con tal de enviar a Elizabeth (mujer de Proctor) a la cárcel y a la muerte, la acusa de hechicera. Así va nombrando a una larga lista de mujeres que en su vida se conducían bien, con propiedad, con las leyes que imperaban en la época. A estas mujeres, nadie les cree. Es mejor creer en Abigail quien es portadora del demonio (a quien persiguen los clérigos y jueces con gran pasión) que creer en la bondad de las personas que son nombradas. Ahí se nota cómo el pensamiento de la época era ensalzar más al diablo que a Dios. Abigail finge en todo momento. Se vuelve popular y de alguna forma, va vengando con sus acusaciones, algo que le molesta de los demás. Quizá sus costumbres puritanas, mismas que ella es incapaz de obedecer. De una jovencita ignorada, se convierte de la noche a la mañana, en la protagonista del pueblo. En su poder está matar o dejar vivir. Y prefiere lo primero.

La histeria colectiva se da cuando los condenados ven con claridad que cualquier cosa que traten de decir en su defensa, siempre es mal interpretado por el juez. Pareciera que los argumentos que tienen a su favor, se revierten en su contra. No hay forma de ganar, solo de perder. Lo que indica que una lógica perversa es capaz de distorsionar la verdad.

La trama concluye. Las últimas palabras de la obra provienen de Elizabeth “”Ahora ya tiene la paz que buscaba, hablando sobre Proctor, su marido. "No quiera Dios que yo se la quite”, dice, y en ese preciso momento se escuchan los redobles de los tambores, los llantos, los rezos y los cambios de luz por el sol de la mañana. La forma y la estructura de la obra se mantienen de principio a fin. El final se cierra con un personaje secundario: Elizabeth. Se da con mucha gente ya que todos acudían a la ejecución de Proctor en la plaza del pueblo. Y es un final infeliz y triste.

Deseo agregar que la obra me impactó por su temática. Es un ejemplo muy crudo de las circunstancias de la época, de la forma en que se imponía la religión: sin cuestionamientos. Eso llevaba a quienes tenían en su poder el mando (los curas o sacerdotes) a ser figuras muy drásticas, rígidas no caracterizadas por el amor y el don generoso de dar y guiar vidas a través de sus actos y palabras. Eran figuras que acataban la religión con gran prepotencia, viendo en esta una forma de poder, de tiranía hacia los demás. Creían en un Dios a su forma. Quizá más hacia el lado del Viejo Testamento. Un Dios vengador, irritable, antropomorfo. Un Dios que en lugar de dar alimento y vida, la quita y es el causante de las mayores torturas y sufrimientos. Una religión que en lugar de incitar al amor, incita a la división, al odio y al sufrimiento. Por tanto, no es una religión de vida, sino de muerte.

En los diálogos de los personajes principales queda constancia de la manera de pensar de la época. Algunos siglos después, ahora en el siglo XXI y a pesar de que nuestro mundo todavía es imperfecto, no puedo más que respirar profundo en la convicción de que al menos, nos hemos ganado la libertad de pensar, de opinar y de conducirnos con nuestros propios estándares y guías internas.

6 comentarios:

Jordicine dijo...

Veo que te impactó. Me alegro. Me la apunto a la lista de pendientes. Un beso María Renée.

Anónimo dijo...

Hay que recordar que en esa obra impera el protestantismo, por lo que no son curas - sacedotes, sino pastores protestantes quienes imponen su criterio y abuso sobre las personas del lugar, en este caso la cacería de brujas. No sólo la Iglesia católica ha cometido sus desmanes, sino también ha sido operado por los protetantes, cosa qu se observa del mism modo en la inquisición, no sólo fue operada por la Iglesia Católica sino que también por la protestante.

Anónimo dijo...

La obra es una crítica a la sociedad de la época en que suce- dieron los hechos y la época en que se encribió el libro, debido a la cacería de comunistas que tuvo lugar en USA, y por que no? de la época actual. Pero remontándonos a la época de los hechos, dado el purativismo y el fanatismo de esa sociedad fue lógico que no les conviniera ver el engaño a que fueron sujetas las autoridades, porque una vez desencadenada la situación se les fue de las manos y no supieron como pararla.

Luceta

Anónimo dijo...

me podrian decir los personajes y sus carcateristicas por favor

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

La obra es una alegoría sobre el macarthismo, no hay que perder de vista que la obra fue escrita por Miller en el 52, época, los años 50, en la los eeuu se veían asolados por " la caza de brujas" desatada por el sdnacor McCarthy, en la que nadie estaba libre de ser acusado de comunista. Esta fue la intención de Arthur Miller almescribir su obra.